Caserío en Shelter Island
Shelter Island, Nueva York, EE. UU.
«Estamos en una isla sin puentes al continente, así que hay que coger un ferry», explica Stephen Harvey. «Nadie viene aquí salvo que quiera venir. No llegas hasta aquí de manera accidental».
Uno tiene la sensación de que Harvey y su socio diseñador de interiores, Perry Sayles, disfrutan del relativo aislamiento después de varios años recorriendo el mundo en busca de trabajo. Sayles era un abogado de éxito, y la pareja vivió en Hong Kong y Londres antes de regresar a Nueva York, coleccionando muebles y objetos a lo largo de su trayectoria. Siempre nos ha gustado coleccionar cosas mientras viajábamos», confirma Sayles. «Hemos acumulado muchas cosas a lo largo de muchos años».
Cuando regresaron a Estados Unidos, Sayles decidió que había llegado el momento de cambiar el rumbo profesional. «Disfrutaba ejerciendo de abogado. Me gustaban los retos que suponía», afirma. «Era estupendo, pero yo era socio de un gran bufete y la trayectoria profesional se estrecha cada vez más. Volvimos a Estados Unidos y decidí que ya no me interesaba tanto ejercer la abogacía. Hacía tiempo que sentía deseos de ser arquitecto, pero la duración del programa de estudios resultaba desalentadora para alguien que se embarcaba en una segunda carrera. En su lugar, se matriculó en un curso de diseño de interiores de dos años en la Parsons School of Design de Nue-va York.
Harvey, por su parte, perfiló su trayectoria profesional después de ver una exposición sobre Tutankamón en Chicago a los 10 años. «Decidí que iba a ser egiptólogo y me aferré tenazmente a ello durante toda la carrera universitaria en Yale, donde conocí a Perry». Cuando se mudaron a Londres, aún no tenía un puesto en la universidad, así que Sayles creó una oficina para él en lo alto de su casa de cinco plantas en Battersea, que fue diseñada con estanterías USM Haller.
En la actualidad, ambos trabajan en su caserío del siglo XVIII en Shelter Island. Aunque ya fue renovada en 1999 por un propietario anterior, desde entonces Sayles ha realizado varias mejoras más que conforman la casa. Además de una nueva cocina, también desmontó algunos techos para dejar a la vista las vigas originales. En cuanto a muebles y accesorios, le gusta mezclar y combinar, yuxtaponiendo piezas contemporáneas y antiguas.
Para su nuevo hogar, reconfiguraron y combinaron sus antiguas estanterías de USM, en las que almacenan algunos de sus libros y exponen su colección de cerámica indígena americana y otras piezas que han ido reuniendo a lo largo de los años.
«Nunca se me habría ocurrido coger ese mueble moderno de metal azul y ponerlo en nuestro comedor, que tiene ese aire de granja antigua con las vigas de madera. Pero ahora queda genial».
A esto añadieron una camarera y un par de mesillas de noche que Sayles ideó con ayuda del equi-po de diseño de USM. «Una de las cosas que me gustan de USM es la variedad de opciones», dice. «Puedes elegir colores fuertes».
El hecho de que la estantería se adapte cómodamente a ambientes muy diferentes supuso una agradable sorpresa para Harvey. «En Londres, los propietarios de nuestra casa habían dejado las cosas bonitas y limpias por dentro. USM encajaba allí y me encantaba ese espacio de oficina. «Nunca se me habría ocurrido coger ese mueble moderno de metal azul y ponerlo en nuestro comedor, que tiene ese aire de granja antigua con las vigas de madera. Pero ahora queda genial».